Σάββατο 8 Νοεμβρίου 2008

Y el otoño piensa que eres hoja...

EL OTOÑO PIENSA QUE ERES HOJA

I

Tu silueta descalza
en la orilla más diáfana
del río de la vida,
transluce por las calles
una eterna ternura
y una inmanente dulzura,
ilimitada, infinita.

Amor y tiempo se unen
cuando vas sonriendo.

Y la trascendencia
de mi alma asoleada
se queda enredada
en la paz de tu luz.

Y me voy por tu cuerpo
sin saber los caminos.

Sin saber mi destino.

Y las nieves del tiempo
suavemente caen
sobre tu desnudes.

Y pienso en ti
bajo el sol de la tarde,
y mis ojos se saturan
de una felicidad
ardiente y seca
y un caluroso deseo
se apodera de mí.

Y eres meramente ausencia:
eres un salar
reseco y llameante.

Y el frío de marzo
me hace preguntar:

¿Por qué vives?
¿Por qué no eres nada?
¿Por qué no te extingues?
¿Por qué no oscureces?
¿Por qué no te apagas?
¿Por qué no eres niebla?
¿Por qué no te acabas?
¿Por qué no eres bruma?

¿Por qué apareciste
un día frente a mí?

¿Por qué no eres fuego
que se consume al existir?


II

Como es bella la vida,
cuando caen las hojas.

Como es grato
pensar que eres hoja,
cuando caen las hojas.

Como es apacible
ir haciéndote
una cama en mi alma,
y acogerte
igual como el suelo
alberga las hojas.


III


Es otoño,
lo sé.

Se deshoja tu vida
en mi vida...

Y te vuelves hoja
y te caes toda,
amarilla y marchita,
sin ninguna belleza.

Solamente te mueres
y sólo porque es otoño.

El otoño te mata.
El otoño te borra.

El inexorable otoño.

Y no quiero que te mueras
como mueren las hojas.

Pero te vas muriendo,
y no puedo hacer nada.

Y mi amor se deshoja.

Y te vas quedando
igual que el follaje.

Y eres una estatua
desnuda y helada
en medio del otoño.

Y el otoño piensa
que eres hoja.

Jorge Luis Gutiérrez (Chile)

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